domingo, 11 de agosto de 2013

Controversias


                           Contradicciones que pueden no ser tales


                                                                                        Mirta Ventura
                                                                                         Agosto 2013


Entre las controversias que son moneda común entre nuestros distintos espacios políticos se encuentra la referida a la extracción de recursos naturales. No es fácil describir las posiciones a favor y en contra de esta dinámica, ya que la mayoría de las opiniones ahora vertidas, sobre todo de los grupos opositores al gobierno, se contradicen con la postura que han manifestado anteriormente. En este tema también siguen con la lógica de oponerse a todo lo que del oficialismo venga.

Este es un tópico muy vigente ya que involucra temas de soberanía, tecnología y reclamos sociales. Encontrar el punto justo no es simple, aunque desde algunas voces demagógicas intenten simplificarlo exponiendo como única variable la crítica social inducida.

La reducción también esgrimida acerca de que los países más pobres son necesariamente los que basan su economía en recursos naturales está desvirtuada con contraejemplos  como los son Noruega (petróleo) o Nueva Zelanda (frutos). Sin embargo, no puede obviarse que los países prósperos sostenidos en estas economías, han impuesto valor agregado a la extracción de sus recursos naturales. Los gobiernos que tienen éxito en este sentido son los que trabajan en la constitución de acuerdos entre empresas estatales y privadas para elaborar estos productos, que hacen aumentar sus exportaciones.

América Latina


En Latinoamérica se ha comprendido que la lucha por la soberanía pasa, entre otras cosas, por el autoabastecimiento de la energía. Meta nada fácil de cumplir, pero no imposible, si el propósito es comprendido por los pueblos además de por los gobiernos, y si la misma idea es abrazada por muchos de los países de la región.

El concepto binario entre comunidades originarias o desarrollismo no debiera tomarse como una alternativa válida. La inclusión de los pueblos originarios, respetando sus características, no significa dejar de luchar por la igualdad de todos los habitantes y la ampliación de derechos aún, para esos mismos pueblos. No sería resistible intentar  cambiar sus conceptos de vida ni sus religiones, pero no sería loable no ocuparse de su inclusión en los planes de salud y de educación y en su mejora significativa respecto a la distribución de la riqueza del país en el que viven y al que pertenecen.

Nadie podría decir que gobiernos progresistas como los son los de Ecuador, Bolivia y así también Brasil y Argentina, debieran elegir una cosa o la otra. Bolivia es un claro ejemplo. Para ser soberana, para salir del subdesarrollo, ha propiciado distintas variantes industriales para obtener energía, que requieren del extractivismo. Bolivia posee gas, explota minerales, como el litio muy requerido en los últimos tiempos, y desarrolla la megaminería. Todo esto transcurre, no sin conflicto, porque hay intereses que quieren presentar como dicotomía, el autoabastecimiento de energía de América Latina y el respeto a toda comunidad que por derecho primario está asentada en el suelo involucrado.

El conflicto no debería ser tal si todos se sintieran incluidos en esta lucha emancipatoria que América del Sur y del Caribe está librando en estos tiempos. Los gobiernos van aprendiendo pero deben mejorar aún mucho en los acuerdos que hacen con empresas extranjeras, muchas veces transnacionales, para la explotación de los recursos naturales y en la aplicación de todas las leyes de seguridad y protección del medio ambiente. ¿Deberían esperar para hacer uso de sus bienes naturales, que significan vida para sus habitantes, hasta que se desarrollen autónomamente las técnicas y se posean los instrumentos sofisticados que el primer mundo desarrolló en años?

Conocemos que hubo grandes colisiones cuando el gobierno de Evo Morales planteó construir una carretera que uniera San Ignacio con Villa Tunari, considerada necesaria desde el punto de vista geográfico y geopolítico. Los pueblos originarios que por allí habitan no fueron consultados y se opusieron. Encuentran en estas luchas en todo el territorio americano, falsos aliados que nunca consideraron primordial los derechos indígenas y que ahora se visten de ecologistas. Ahondando, a lo que se oponen estos aliados circunstanciales, es a que estos proyectos faciliten y permitan tener la eficacia suficiente como para poder lograr el objetivo mayor de la independencia soberana, que la autonomía energética permitiría alcanzar. Pero no queda resuelto el conflicto popular.

Argentina


En Argentina se da este mismo conflicto, no claramente presentado como ameritaría por la importancia del tema, porque se involucran en el juego muchos intereses.

El gobierno presenta con claridad sus objetivos y su consecuente derivación en acciones para  alcanzarlos. Se subsidia la energía y el transporte con una estrategia de precios acorde, para favorecer la competitividad. Las políticas públicas fomentan activamente la sustitución de importaciones en varias ramas de la industria. En la distribución de roles, Argentina no quiere asumir el papel del exportador de materias primas sin valor agregado.

Para lograr estos objetivos se invierte fuertemente en desarrollo tecnológico y se estimula el estudio de Ciencia y Técnica, se ha creado el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Inversión Productiva,  y se repatrían científicos que han emigrado.

El objetivo político del país en pos de la soberanía nacional es el autoabastecimiento de petróleo y gas. Los hidrocarburos y la tecnología asociada a su obtención, industrialización y distribución es política de interés público. Con esta definición se promueve la posibilidad de mejorar la distribución de la riqueza, interés primario del proyecto. La expropiación de las acciones de YPF en manos de Repsol hicieron acceder al Estado al 51% del capital de la sociedad. Este reposicionamiento permitió que se elaboren reglas a cumplir por las firmas privadas concesionadas y se recupere, por parte del Estado, la importancia que le da a la actividad petrolera y su regulación.

Decreto 929/2013 Régimen de Promoción de Inversión para la Explotación de Hidrocarburos

Soberanía hidrocarburífera- Decreto 929/2013- Créase el Régimen de Promoción de Inversión para la Explotación de Hidrocarburos

El decreto es marco del acuerdo que Argentina firmó con la empresa norteamericana Chevrón, para comenzar con la explotación de yacimientos en Vaca Muerta, provincia de Neuquen. Con este decreto se aprobó un nuevo régimen de promoción destinado a las empresas petroleras. El propósito es estimular la inversión petrolera. El decreto establece desde su primer artículo que el objetivo fundamental es lograr el autoabastecimiento energético mediante la producción de hidrocarburos en yacimientos convencionales y no convencionales. Están incluidas las empresas ya concesionadas para la explotación con una exigencia precisa de inversión.

El acuerdo contiene fuertes pautas para la explotación. El 80% de los hidrocarburos obtenidos quedan en manos nacionales y el otro 20% en posesión de la empresa extractora. Hay establecidos plazos que cumplir para la inversión y están pautadas las penalidades por el no cumplimiento. Las acciones de YPF siguen en manos de YPF y no se derivan a ninguna empresa contratada. Para sostener el proceso de reindustrialización que implica la continua adquisición de hidrocarburos por el Estado, el acuerdo permitiría resolver taxativamente el vaciado de divisas. Además, el decreto establece que si hubiera cualquier tipo de diferencia entre las partes, deberán resolverse en tribunales argentinos.

Las empresas que se avengan a este decreto, podrán exportar el 20% de lo producido sin retenciones y podrán disponer de las divisas. Si las necesidades internas de provisión no están aseguradas al momento de alcanzar ese beneficio, se obligarán a vender ese 20%, en el mercado interno.

Se rescata, de este modo, la importancia de la actividad petrolera que había sido dejada de lado desde los 90. Se tiende a cambiar la pendiente negativa producto de la actuación depredadora de REPSOL por varios años. YPF, desde que fue recuperada, consiguió invertir la tendencia negativa y aumentar la producción de gas y petróleo, con un crecimiento interanual en mayo de 1,8 por ciento, en la producción de petróleo y 0,8, en gas natural. El sector privado conserva, a partir de este decreto, un papel de gran importancia en inversión y producción, pero regulado por el estado argentino. También están determinados beneficios muy alentadores para las empresas inversoras, siempre que cumplan con los requisitos de eficiencia en producción, resultados y plazos determinados. El régimen de promoción, claramente, fue negociado por el Estado Argentino, YPF, y la empresa Chevrón con la intención de beneficios para todos y con la esperanza que haya varias empresas inversoras más.

Argentina tiene vastos recursos energéticos que necesitan ser explotados. Esta medida es una clara pauta para el sector industrial involucrado, porque incluye condiciones de mercado especialmente aptas para los grandes capitales de inversión necesarios en este tipo de explotación.

Los opositores a cada paso adelante que se da, no tardan en pronunciarse en contra. Quienes ni siquiera estuvieron a favor de la recuperación de YPF, se oponen con argumentos antiimperialistas. No explican cómo desarrollarían una tecnología propicia a la explotación no convencional del petróleo en muy corto tiempo o cómo obtendrían divisas extraordinarias. Lo que en realidad pretenden y no lo dicen, es llevar al país a una crisis financiera que obligue a la devaluación dado que la balanza comercial, en ese caso, estaría en perjudicial desequilibrio. Han criticado ferozmente esta política porque dicen que Argentina no hace nada para atraer inversores y cuando lo hace, se vuelven nacionalistas al extremo de rechazar inversiones millonarias. Pregonar por soberanía energética es una falsedad, si teniendo recursos sin explotar, no se hace nada para superar la escasez de combustible.

Muchos de los que hoy se muestran horrorizados por este decreto que abre puertas a empresas extranjeras (que poseen el gran capital y la tecnología necesaria para este tipo de explotación), ocultan que la caída de reservas hasta 2011 fue aproximadamente del 70% y que durante 15 años la producción de petróleo siguió una curva descendente de aproximadamente el 6% anual, como consecuencia de la política energética de los 90. Los recursos naturales y los activos locales fueron despilfarrados, mientras las empresas privadas, desreguladas, mantenían grandes tasas de ganancia, que giraban al exterior sin limitaciones.

“Daña la soberanía nacional”, dijeron varios de los que siempre defendieron las privatizaciones y/o se opusieron a todo intento de enfrentar monopolios y a las estatizaciones. No es serio que Federico Sturzenegger, presidente del Banco de la Ciudad y precandidato a diputado nacional por el PRO, se preocupe porque “el estado se ha puesto de rodillas”. Carrió y Solanas, se oponen y van a intentar que el acuerdo sea rechazado en el Congreso. Lozano lo quiere llevar a la justicia para que se declare inconstitucional. Cabe recordar que cuando se discutió en el Congreso la Ley de Tierras que el FPV logró aprobar, Carrió, De Narváez, Michetti y Solanas (entre otros) estuvieron ausentes y Ricardo Alfonsín votó en contra. Cuando se aprobó la recuperación de parte de YPF a manos del Estado, Carrió se abstuvo, De Narváez y Pino votaron en contra, Michetti no estuvo y Alfonsín votó a favor.

Contradicciones que pueden no ser tales


Sostienen varios gobiernos latinoamericanos que sin los proyectos extractivistas no se podrían sostener las políticas sociales. Por otro lado hay muchas protestas ambientalistas provenientes de los habitantes originales de los lugares afectados por estas técnicas. Si la discusión es llevada genuinamente, se podría llegar, quizás, a un acuerdo beneficioso. Todo desarrollo implica contaminación, pero actualmente hay medidas de seguridad elaboradas y corregidas a la luz de la experiencia, para que estos daños se vean significativamente disminuidos. También influye la seriedad e interés que se asuma al emprender estas tareas y sobre todo quiénes las controlan.

Por otra parte no se puede obviar que el acrecentamiento del gasto social está muy relacionado a los ingresos extraordinarios. De allí la divisoria producida en la sociedad argentina, a partir de la Resolución 125 sobre retenciones. Sin retenciones la política de inclusión se hace muy difícil. En este caso, los ingresos extraordinarios provienen de la soja.

Pero no intervienen en este conflicto solamente estos dos actores: Políticas sociales, Estado versus ambientalismo, sino que aparecen los intereses corporativos y antinacionales, defensores del liberalismo, que usan cualquier conflicto para esconder su verdadera intención: Frenar el difícil camino emprendido para ser soberanos y para distribuir en forma más justa la riqueza del país, con lo que lograrían vencer a los gobiernos y  restablecer a la derecha liberal en el poder.

Los ciudadanos pertenecientes a los pueblos originarios, como todos los ciudadanos de estos países, tienen la facultad de obtener toda ampliación de derechos que se obtuvo y de luchar por los que creen que aún no se han conseguido. Dicen que no son democráticos los proyectos económicos basados en los recursos naturales y las técnicas de extracción, porque no se los consulta. En muchos casos, en Bolivia por ejemplo, sí se han hecho plebiscitos y el veredicto fue negativo. Otra parte de la población podría decir que no es democrático abortar un proyecto inclusivo porque un grupo particular, con derechos particulares, se oponen. Podrían argumentar  que han votado democráticamente y se han opuesto. Entonces otros podrían decir que, sin embargo, los gobiernos nacionales y populares que llevan a cabo estas políticas, todos fueron elegidos y reelegidos en sus respectivos países, así como los gobernadores e intendentes de las zonas comprendidas. Es decir, es democrático. Esto que parece un galimatías, describe la complicación del concepto democracia en estos casos. Según la constitución vigente los recursos naturales estratégicos son de cada provincia (sería conveniente que los recursos naturales estén bajo la tutela de la Nación, pero esto implicaría un cambio de la constitución), no de ningún sector en particular y el gobierno de cada provincia es el elegido democráticamente por el pueblo. Se impone llegar a un punto constructivo con la participación de la gran mayoría.

Democracia

El funcionamiento de la democracia es una continua pelea de intereses. Extractivismo sí o no, no debiera ser un conflicto insalvable. Es un tema muy digno de discutir si los que lo hacen quieren lo mejor para el país y todos sus habitantes. No es posible enfocarlo desde ningún grupo particular sin tener en cuenta todas las variables del problema. Deben abordar esta disyuntiva todos los que sienten válida la lucha por la libertad que otorga la igualdad para todos los pobladores. Los que se disfrazan de ecologistas o de antiimperialistas, para impedir la autonomía y volver a 10 años atrás cuando se regaló la soberanía argentina, abstenerse.






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