jueves, 23 de febrero de 2012

Minería

De qué se habla cuando se habla de minería?

Mirta Ventura
Febrero 2012

Falacias y alarma

Cuando se habla en contra de la minería con tanto énfasis, cuando no se habla del significado de la minería para el desarrollo de una región, sino cuando la palabra “minería” es usada, solamente, para denotar el supuesto efecto nocivo sobre el medio ambiente, cuando los medios de comunicación (que no suelen defender la protesta social) se hacen eco del interés profundo que expresan muchos grupos (genuinos y de los otros) acerca de la defensa del medio ambiente ¿Están hablando de minería? ¿Son realmente luchadores ambientalistas, o, dado que al gobierno le interesa desarrollar esta posibilidad industrialista para obtener recursos genuinos en regiones postergadas, le han buscado el lado para oponerse? ¿Se habla de ambientalismo para proponer medidas que, efectivamente, cuiden el medio ambiente o para poner alarma, imponer miedo e inducir a pobladores a oponerse a un desarrollo, que realizado con cumplimiento de las reglas, podría darles situaciones beneficiosas por las cuales también reclaman?.

Existe un continuo ataque a la minería a cielo abierto con desinformación y sesgo negativo, cuya supuesta justificación serían los problemas ecológicos. El tema real es desconocido por la gran mayoría y esta ignorancia es aprovechada por los detractores. Se argumenta que la minería a cielo abierto ha sido prohibida en los países desarrollados. Esto es un sin sentido ya que el método utilizado, cielo abierto o subterráneo está asociado al “grado” de las reservas minerales. Cuando las reservas no son de alto grado, se los extrae a cielo abierto para no provocar la rápida escasez y carestía de la materia prima. El método que se utiliza no es caprichoso, es el que técnicamente corresponde según se trate de mineral de “alto o bajo grado”.

Cuando se dice “no a la minería a cielo abierto”, no se da una posibilidad a cambio. Es un golpe efectista sin medir consecuencias. Actores reconocidos han sido utilizados en el “no a la minería”, sin darles ninguna explicación acerca de la incompatibilidad entre ese eslogan y la vida civilizada que se pretende dar a todos los habitantes de la Argentina. El auditorio queda aterrado. Esa es la misión de esta campaña. Los medios de comunicación, así como algunos de los grupos políticos que sólo trabajan como opositores, acaparan un suceso y lo transforman en el eje de una cuestión fabricada que sale a la luz cuando se lo proponen. Tan desprejuiciado es este accionar que según soplen los vientos, a veces critican ácidamente un hecho y otras lo elogian con énfasis, y viceversa. Por algo en 1996 exaltaban la posibilidad de la explotación minera y hoy se han vuelto “ambientalistas” y piensan en al medio ambiente como el más ecologista.

Protesta social

Esto no quiere decir que la protesta que hacen los pobladores de las regiones cordillerana involucradas no deben ser escuchadas. Solamente que hay que sospechar de algunos medios, sorprendentes defensores ambientales, que han devenido ecologistas frenéticos. Lo mismo de grupos políticos que no se opondrían al desarrollo industrial si el gobierno nacional no lo estimulara.

La protesta social tiene el gran valor de ser la expresión directa de los ciudadanos en expresar problemas que involucran a una gran mayoría, o también puede pronunciar problemas particulares de un reducido número de habitantes. También es de destacar que es diferente el uso de esta metodología de protesta, según sean las características del gobierno al que se enfrenta. No es lo mismo confrontar en una dictadura que en una democracia, en donde se pueden discutir los problemas a través de los representantes políticos, gremiales y sociales. De todos modos, como ocurre en este país desde 2003, la protesta social no puede ser reprimida.

Lamentablemente, algunas veces, en algunas provincias o en algunas acciones de las fuerzas de seguridad se ha procedido con violencia. Los llamados grupos de izquierda, en seguida sacan provecho de estos desajustes y se expresan como si fuera política nacional la represión de las manifestaciones sociales. La política nacional en este aspecto, ha progresado mucho en estos años. Las políticas provinciales y el funcionamiento de las fuerzas de seguridad, deben terminar de ajustarse.

En esta etapa no solamente de Argentina sino también de muchos países latinoamericanos, en que se ha vencido al economicismo liberal para dar lugar a la política, es necesario que los movimientos sociales tengan en cuenta que las soluciones de unos están unidas a las soluciones de otros. Se está construyendo un proyecto político que debería incluir a todos. Cuando se habla del pensamiento Nacional y Popular, no se espera que cada grupo salga desarticuladamente a pedir lo suyo.

En la construcción de la democracia, en un país como Argentina, con provincias con muy distintas condiciones socioeconómicas, a cada lugar, a cada población le toca hacer algo para mejorar el bienestar de todos. Las provincias cordilleranas deben poder explotar la minería, claro que con las mayores condiciones de protección personal y del medio ambiente. Con revisión de las condiciones económicas que representan para las provincias y para la Nación. No es así de fácil decir no, a un recurso que puede aportar al desarrollo industrial del país. No sería lógico decir, entonces no hacemos más automóviles, ni computadoras, ni celulares, ni heladeras, ni energía nuclear para la generación de electricidad ni para las aplicaciones médicas. Nadie debe pensar que los índices de polución en la Ciudad de Buenos Aires son envidiados por otras provincias. Sí, seguramente, se aspira a tener el buen nivel de vida de muchos de los ciudadanos de esta ciudad.

El hombre como ser pleno

El hombre no está íntegro cuando goza, únicamente, de buena salud. Es un ser pleno en concordancia con la equidad social, la igualdad de posibilidades, el medio que habita, el desarrollo industrial, el respeto a la condición humana, además de con la salud.

Encontrar la armonía entre políticas de industrialización y desarrollo económico con la protección ambiental, el derecho a la vida sana y costumbres ancestrales de los pueblos, es un gran desafío para los países de Latinoamérica que hoy trabajan para la disminución de la pobreza, por la igualdad y el trabajo. El fortalecimiento de la democracia incluye el respeto por la opinión de las minorías particulares enclavadas en las necesidades acordadas, a través del voto popular, de las mayorías. Resolver la ecuación, desarrollo para todos, derechos humanos, protección del medio ambiente, distribución de la riqueza, satisfacer necesidades particulares y generales, no es tarea fácil. Para asegurar los mecanismos que permitan sustentar la existencia, la instrucción, la cultura, la salud de una colectividad, no se puede hacer caso omiso de los recursos naturales de su tierra. Combatir la pobreza, el aplazamiento y el sometimiento, son objetivos que no pueden ser ignorados. Hay que dar soluciones a estas carencias y el discurso absolutamente ecologista no las tiene. El “no” al desarrollo no da respuestas, solamente es demagogia o falso purismo.

El hecho de que se esté planteando que cada una de estas asignaturas no puede encararse sin tener en cuenta a las otras, es un gran paso adelante.

Otro aspecto importante

El tema de la minería tiene un aspecto más, que es su dependencia con los poderes económicos. La intervención de las multinacionales en esta actividad está reglamentada y ésta es una cuestión que requiere revisión. Relacionado está el tema de la requisa de las utilidades provenientes de la explotación y su distribución y el tratamiento de los minerales como recursos no renovables. Que el Estado consiga mejorar la utilidad minera es fundamental. Que cuando se termina el recurso natural no sea dejado el sitio sin tener en cuenta las secuelas socio económicas, también está en la agenda de los temas a revisar. Incorporar al trabajo local la elaboración de las materias primas y el procesamiento de los minerales, van en ese sentido.

Algunos pasos ya se han dado. Se ha avanzado en fijar retenciones a las exportaciones del 5 al 10%. Por medio del Decreto 1722, el gobierno nacional restituyó el requerimiento del ingreso y negociación en el mercado de cambios de todas de las divisas derivadas de transacciones de exportación de petróleo, de sus derivados, de gas y de las empresas mineras. Esta medida tiende a coartar la fuga de divisas y las presiones especulativas para depreciar la moneda e intervenir en la política económica para que no sea manejada por los mercados, como se intentó hacerlo.

También se formó un organismo con las provincias mineras para que tenga un papel más contundente en lo político, institucional y económico: Ofemi (Organización Federal de Estados Mineros). La iniciativa del gobierno nacional está basada en la idea de que el conjunto de las provincias mineras puede unificar de esta manera estrategias ante las empresas mineras. Fue firmado por los gobernadores de Jujuy, Salta, Catamarca, San Juan, La Rioja, Mendoza, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Neuquen y la adhesión de los gobernadores de Santa cruz y Río Negro. El concepto que emerge de este organismo es seguir afirmando a la minería extremando los cuidados medioambientales, procurando una mayor renta y distribuyendo más las ganancias entre las provincias, aportando al desarrollo local.

En forma embrionaria se ha empezado a considerar la intervención del Estado, en proyectos mineros por medio de empresas públicas. De este modo parte de la renta minera sería aprovechada por la sociedad en su conjunto.

Reflexiones

La presidenta de la Nación Cristina Fernández, invitó a la sociedad a asumir un debate serio y responsable sobre la cuestión minera. Es necesario que los argentinos tengamos una discusión verdadera sobre este crucial tema. Se hace muy arduo porque el poder de difamación de los medios puede más que las explicaciones de los expertos en minería. La democracia se hace muy difícil mientras la ley de medios no está en plena vigencia.

La campaña de detracción de los medios y sus adláteres (oposición que trabaja solamente de oponerse), enfrentadas a las explotaciones mineras a cielo abierto, usan el pretexto del ecologismo, pero nos quedan en claro los argumentos por derecha y por izquierda, no consistentes, que están involucrados. La derecha que nunca amparó a la protesta social y que ha defendido siempre la intervención de empresas multinacionales en nuestra economía, se muestra ignorante ante la explicación técnica acerca de la necesidad de utilizar el método de extracción de minerales a cielo abierto, para que se puedan hacer los grandes ahorros de costos, necesarios para aprovechar los yacimientos de baja ley. Por izquierda la oposición tiene un tinte más ideológico y pareciera más atendible ya que se muestra anticapitalista y anti inversión privada, pero si se profundiza también veremos que se actúa solamente por oposición. No pueden desconocer que no estamos en una economía socialista y que en esta etapa la industrialización es de mayor importancia. Si enfatizaran en ir mejorando las reglas de explotación, renta y distribución, les creeríamos más. No hay tal ecologismo, todos sabemos que hay que mejorar la vida de muchos argentinos y que el desarrollo y el sustento económico son indispensables. Hay normas establecidas que aplicar para proteger la vida humana y el medio ambiente. Hay estudios de factibilidad, y los controles deben funcionar.

En este país, en este momento, vivimos el tiempo histórico que comenzó en 2003. Se trabajó mucho para recuperar la democracia con participación e igualdad. Se combatió al neoliberalismo y se reestableció la política. La democracia crece pero hay que trabajarla y parte de ese trabajo fue, desde el principio, no reprimir a la protesta social y si alguna policía provincial o nacional viola este principio de derecho a la protesta, está actuando en contra de esta construcción tan valiosa que vivimos. De allí la importancia de la discusión de la minería con todas sus facetas. No necesitamos de violencia porque en este país, Argentina, en esta inflexión histórica, las voces son oídas.

Ni la avidez del capitalismo, ni la hipocresía ecologista de los opositores. No a la represión de la manifestación social de ninguna especie. Sí a la política soberana y a la defensa del ser humano íntegro. La construcción, refuerzo y aporte al gobierno nacional y popular es la respuesta.